Hoy quería dedicar este post al Kéfir, conocido
con distintos nombres (yogur búlgaro, leche kefirada, yogur de pajaritos en
Chile o yocas en Uruguay), por sus propiedades nutricionales y sus beneficios
para la salud.
Seguro que has oído hablar de él, pero no sabes
sus propiedades, sus cuidados o cómo conseguirlo.
Los gránulos del kéfir de leche son una mezcla de
bacterias y levaduras, no patógenas, unidas por una matriz de polisacárido, que
viven en estrecha simbiosis, que se alimenta de la lactosa de la leche, en este
proceso el kéfir fermenta la leche mediante una reacción lacto-alcohólica (la
lactosa de la leche se transforma en ácido láctico y se produce anhídrido
carbónico y alcohol, este último en una proporción inferior al 1%).
Sobre el origen del Kéfir parece que hay varias
versiones, la más extendida, es la que que cuenta que procede del Cáucaso. Los
musulmanes lo llamaban “Los granos del Profeta Mahoma” y era considerado un
maná de Alá.
Ya en la antigüedad los campesinos del norte de las montañas del
Cáucaso preparaban una bebida llamada ayrag, más conocida como kumis, dejando
la leche remansada en odres fabricados con piel de cabra. Según la estación,
los colgaban cerca de la puerta de la casa, en el exterior o el interior. Se
añadía leche fresca para reemplazar al ayrag que se iba consumiendo según se
iba desarrollando la fermentación. En cierto momento observaron que la corteza
esponjosa y blanquecina de la pared interior de la piel era capaz, si se le
añadía leche, de dar una bebida distinta y mejorada del ayrag original, la cual
se denominó Kéfir (Képhir, Képhyr, Kefir), palabra que proviene del turco kief que significa agradable sensación o
sentirse bien, refiriéndose a la agradable sensación experimentada cuando se
ingiere, y que conlleva además la connotación de bendición a quién se regala.
Se ha encontrado su mención en relatos de Marco Polo,
y en siglo XIX se empezó a utilizar como remedio contra la tuberculosis.
El principal beneficio de tomar kéfir está en que
refuerza el sistema inmunológico, reforzando nuestras defensas, se le reconoce
su poder desintoxicante y regenerador de la flora intestinal favoreciendo la
digestión, evita el estreñimiento, especialmente indicado para quienes no
toleran la lactosa. algunos investigadores afirman que este alimento, combate
la aparición de Escherichia coli.
Nutricionalmente hablando aporta minerales,
especialmente el calcio, magnesio y fósforo; rico en vitaminas del grupo B (B1,
B5, B9 y B12, biotina) y vitamina K; aminoácidos esenciales, como el triptófano
y proteínas de fácil digestión. Los niveles de lactosa disminuyen y se
incrementa la concentración de enzima β-galactosidasa como consecuencia de la
fermentación.
Existe mucha información y varios estudios sobre
sus beneficios en distintas enfermedades, como la tuberculosis, la colitis
ulcerosa, enfermedades metabólicas, arteriosclerosis o alergias, se le
atribuyen otras virtudes como ser un gran antibiótico natural, ayudar en el
tratamiento de patologías de vesícula biliar, cálculos renales o piedras en la
vesícula, cura de enfermedades tales como candidiasis, hipertensión, psoriasis,
eccema, acné, artritis, cáncer, enfermedades pulmonares, hepatitis,
parodóntosis, mejora del metabolismo, otros beneficios que se le atribuyen es
que mejora el sistema cardiovascular (presión arterial, placas de ateroma),
también se ha observado que regula los niveles de glucosa y lípidos en sangre
además de propiedades antioxidantes y propiedades anti-envejecimiento.
Por lo general el kéfir puede consumirlo
cualquier persona puesto que produce unas enzimas que facilitan la digestión,
pero si no lo has probado nunca o tienes intolerancia a la lactosa, lo adecuado sería empezar por una pequeña
dosis y comprobar que te sienta bien. Si tienes alergia a la lactosa, puede que
el kéfir no te haga daño, ya que la composición de la leche kefirada es muy
distinta de la de la leche.
Actualmente ya puedes encontrar kéfir comercial
pero es mucho más sano y natural el que tú mismo puedes hacer en casa, sus
cuidados son sencillos, introduce el kéfir en un tarro de cristal con leche a
temperatura ambiente, debes dejar espacio, no llenarlo demasiado ya que la
fermentación de la leche producirá gas que necesita espacio, debes mantenerlo
en lugar fresco a temperatura ambiente durante 24 horas, transcurridas se cuela
con un colador de tela o plástico, nunca metálico, la leche kefirada puedes
guardarla en la nevera hasta su consumo. El Kéfir debes lavarlo cada 3 o 4 días con agua no clorada.
Si te cansas o sales de viaje puedes meterlo en
la nevera y se conservará sin problema hasta tu vuelta hasta 14 días, para
reactivar la fermentación bastará con cambiarle la leche durante los siguientes
dos días; también se puede congelar limpio, siempre con agua no clorada en una
bolsa de plástico o un taper, e incluso deshidratarlo, este proceso es algo más
complicado.
La leche kefirada tiene un sabor ácido, que puedes suavizar añadiendo leche o endulzandolo con azúcar, canela, o edulcorante, no conviene añadirle miel ya que debido a sus propiedades antimicrobianas y antisépticas podría afectar negativamente al producto reduciendo la población microbiana.
Así que si tenéis ocasión de probarlo y disfrutar de sus beneficios, animáos y probarlo.
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Si te ha gustado esta entrada y quieres venir a conocernos, estamos en Carabanchel, C/ Tucán 7. Somos especialistas en reflexología podal, masaje antiestrés, masaje Kobido, acupuntura, auriculoterapia, y otros.
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Ref: http://es.wikipedia.org
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