Ambos tanto pesadilla
como los terrores nocturnos son normales entre los 3 y 6 años, pueden volver a
los 10 años y es frecuente en la infancia. Hay que tener en cuenta que las
provocan el miedo y la ansiedad.
Lo más importante es que superarlo es posible, hay que
acudir a la cama y calmar al niño, con tono suave, no mostrarse nervioso o
intranquilos, explicarle que es normal, acariciarlo, quizás contarle un cuento
o cantarle su canción favorita, acercarle su muñeco preferido o dejarle una luz
suave encendida.
A la hora de acostarse sería bueno seguir un ritual de “ir a
dormir”, evitar las horas previas la exposición a escenas violentas o de miedo,
leer un cuento, una canción… y beso de buenas noches, cada uno puede usar el
preferido del niño.
Los terrores nocturnos se producen por una elevada actividad
del sistema nervioso central (NSC), que
es el que regula la actividad cerebral durante el sueño.
Si tu hijo la sufre puedes añadir al ritual de ir a dormir
un masaje en los pies, estimulando algunos puntos que favorecen el descanso.
La reflexología podal es una terapia que alivia estas
situaciones de forma muy efectiva, además de crear un vínculo padres e hijos de
afecto muy importante.

¡¡TE ANIMAS!!
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