Son unas semillas muy nutritivas y con muchísimas de
propiedades, contienen omega-3 y 6, incluso más que el salmón, también tienen
zinc y vitamina E, siendo un poderoso antioxidante que combate la inflamación y
las arrugas, nos aporta magnesio, un mineral muy importante en nuestra
nutrición, que ayuda a regular el azúcar en la sangre, a que el sistema
nervioso actúe correctamente controlando
la ansiedad y los desajustes hormonales, que pueden afectar la piel. También
aporta potasio, que nos ayuda a prevenir las inflamaciones y el latido
irregular del corazón, que pueden provocar presión arterial alta y también
regula los niveles hormonales. La chía también contiene proteínas, por lo que
son excelentes para el cabello, las uñas y la piel, dejándola más firme. Las
proteínas ayudan a mantener el colágeno de la piel, manteniéndola tersa y
joven.
Como veis nos ayudan a prevenir las enfermedades
cardiovasculares, los problemas de la circulación y la hipertensión. Además
tienen un alto contenido en fibra soluble, de forma que son ideales no solo
para personas que padezcan de estreñimiento, sino también para los que sufran
de diabetes, al ayudar a regular los niveles de azúcar en la sangre y son unas
grandes aliadas para la piel.
Reducen los antojos y nos hacen sentirnos saciados antes,
debido a que absorben 10 veces su peso en agua, formando un gel voluminoso que
es el que produce la sensación de saciedad. Cuando las semillas de chía se
combinan con líquido (como agua, leche, zumo o yogur), forman un gel debido a
la fibra soluble que contienen, lo que nos ayuda a sentirnos llenos por más
tiempo y también a retrasar el aumento de azúcar y colesterol en sangre.
Es suficiente con tomar dos cucharaditas al día, así que os animo a incluirla en vuestra alimentación diaria.
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